&Another sunday night{Zach*

Viernes, sin hacer nada. Sábado, sin hacer nada. Domingo, ningún plan para hoy. Lunes,- ¿exámen? ¡¡Mierda!! - ssas fueran las palabras de Zach al observar su gran calendario sobre la clara pared, - ¡Mierda! – volvió a repetir el simpático rubio, maldijo para sus adentros aquella situación, la materia y al maldito profesor. Tras aquella desagradable sorpresa no dudó en llamar una de sus mejores amigas para quedar al día siguiente a estudiar, sabía que si no lo hacía así se presentaría al examen sin tener la más mínima idea de Derecho Romano. Tenían que superarlo, tenían que pasar aquel examen así que sin más tonterías se fue a la cama para estar a primera hora de la mañana ante su amiga.

Nada más sonar el despertador dio un gracioso y gran salto de la cama, cosa que nunca haría, ¿madrugar? Jamás, pero aquella situación era especial, era de urgente necesidad que así lo hiciera. Se duchó, vistió, cambió y preparó para salir y llegar cuanto ante al encuentro de su rubia y simpática amiga. Una vez juntos estuvieron la mayor parte del día, por no decir el día completo sin hacer nada, a no, mentira.. se habían encargado de llevar a pasear los libros y apuntes de Derecho Romano, que por parte de Zach nunca habían visto la luz.

Después de risas, bromas, excursiones, charlas, gracias y más risas ambos terminaron sentados en los frescos pasillos esperando encontrar ahí por fin algo de silencio para poder concentrarse, - Ahora que había conseguido concentración no me dejas… - bromeó el chico negando levemente con la cabeza, con una mueca un tanto graciosa y simpática, muy simpática, más bien idiota. Por pura curiosidad llevó sus ojos a su muñeca para poder observar el reloj que se encontraba sobre ella, - ¡Mierda! – ahora se le había pasado el cachondeo que había tenido todo el día encima, se le había borrado cualquier comentario perspicaz y bromista que iba a soltar para meterse con la agobiada de su simpática amiga. – ¿Por qué no me has dejado estudiar en todo el día? – preguntó alzando una de sus cejas de manera cómica, como si ella fuera la culpable de todo aquello. Sí, estaba preocupado y mucho pero era algo que no iba a demostrar… ya era obvio aquella reacción, era natural que se hiciera el despreocupado y pasota en cuanto a sus estudios. – Se suponía que eras la amiga responsable, contigo me aplicaría – volvió a añadir dándole un golpe a sus apuntes, haciéndose el resignado. Creando su propio papel.

Se quedó en silencio durante unos segundos, con la vista clavada sobre la ventana.. piensa, piensa, piensa. Y rápidamente giró la cabeza hacia su amiga, - ¿No estarás esperando que arreglé esta situación que tu has creado verdad? – preguntó con una carcajada limpia, metiéndose con ella, sí, todavía la seguía tratando como culpable. – Pues sí es así estas de suerte, se me ha ocurrido algo muy bueno – agregó, sin más, de forma seria, de forma natural e incluso sosa. Su mirada se volvió a clavar en sus apuntes una vez más, la había dejado con la intriga y eso le había encantado. Había creado una situación cómica por lo que no quería volver a mirarla por el simple miedo o por que sabía con total seguridad que si así lo hacía terminaría por soltar carcajadas realmente sonoras, graciosas y llamativas.

La reacción de su rubia amiga había sido tal y como él había esperado, incluso mejor, aguantando la risa por tal situación y por observar en ella tal desesperación e intriga. – Tranquila, no pierdas la calma ROSE – exasperó el chico, respirando de forma graciosa para contagiar cierta tranquilidad a la chica, obviamente, burlándose de ella.

- Tenía pensado ir a la biblioteca – agregó sin más, haciéndole creer de forma seria que de eso se trataba, volviendo a interpretar un papel delante de su mejor amiga. Aquello le era tan divertido, tan natural, tan cómodo... a su lado podía hacerlo, a su lado podía hacer toda clase de estupideces y no pensar que la chica deseaba alejarse de él para criticarlo, para reírse tras su espalda o para nombrar al patético adolescente que parecía tener 15 años. Sí, lamentablemente situaciones que le ocurrían demasiado menudo. Con ella era distinto, todo era distinto. – Pero tú en una punta de la mesa y yo en la otra – bromeó nuevamente, afianzando mucho más la broma que le había colado. La jugarreta que le estaba haciendo, pero ante la expresión de la chica se percató de que era el momento oportuno de decir la verdad antes de que le diera un verdadero ataque, un síncope y que terminaran el día de excursión en la enfermería del lugar.

- Esta bien, esta bien, tengo todo bajo control – añadió segundos después dejando sus apuntes a un lado y incorporándose…mirando finalmente desde lo alto a su amiga. – Tengo una idea, una gran idea… - saco pechó, respiró hondo y se colocó en posición correcta. Como si estuviera por lanzar un discurso llamativo e importante, tal y como hacia su padre, ¿algo tenía que aprender de un político, cierto? Pues momento de usarlo, - Nah, esto no va conmigo – agregó de forma un tanto cómica. Al ver los ojos furiosos de ella, deseosos de saber de una vez por toda que se le había pasado por la imaginación al chico, - Esta bien, creo que lo mejor será ir a robar el examen – dijo así, sin más, como si de la cosa más fácil se tratara. - ¿No será tan difícil, no? Como quitarle el caramelo a un niño – dijo con una sonrisa, no, esta vez no mentía, no bromeaba ya que así lo creía el estúpido rubio. ¿Tan fácil? Su mente no había asimilado del todo lo que había terminado de decir, espera.. sí, ahora sí. ¡Mierda! Bueno, era una locura pero era lo único que podían hacer para pasar con éxito aquel examen. Eran personas inteligentes, tan inteligentes que en vez de estudiar como cualquier mortal se las iban a ingeniar para robar aquel examen y tener una gran nota, incluso una matricula. Sí, ¿Quién haría eso? Nadie. Ajá, ellos son los valientes. ¡Error!, la conciencia de Zach no tardó en borrar aquel pensamiento, en corregirlo… Ellos son los irresponsables, los locos, los despreocupados. Podían verlos, podían agarrarlos con las manos en la mesa. Podían… negó rápidamente con su cabeza para borrar cualquier clase de pensamiento negativo, - Entonces dime, ¿te unes a Bond, Zachary Bond? – preguntó seriamente el joven imitando al espía más famoso del mundo. Esperando deseoso la respuesta de su mejor amiga, si esta era negativa no tenía más remedio que armarse de valor e ir él mismo a la búsqueda de aquel examen ya que la misión no sería abortada.