Casting para Heather O'Jackers

Un momento de descanso. Eso era lo que quería.
Ser la "hermana menor" no era cosa fácil, y he aquí el porqué de mi arisca actitud, no era porque quisiera,sino porque era necesario.
Estaba ya harta de la gente de mi entorno, estaba ya harta y cansada, muy cansada de los niños ricos con simple aire en las cabezas...sus neuronas estaban podridas, mueras, cadavéricas de tanto alcohol y sexo, y ¡hey! no es que no me gustara el sexo, pero ellos...oh, sí, se pasaban con sus estupideces.

El campus podría ser un lugar perfecto para descansar, claro, si aquellos seres sub-normales no existieran ni tuvieran sus prácticas en el lugar.
¿Era mucho pedir un minuto de descanso?.
Justo cuando había creído que estaba en el paraíso, algo golpeó mi cabeza. Y entonces rebotó.
Giré mi tronco con mi mano sobando mi nuca, con mi ceño fruncido. Fulminé con la mirada a esos chicos, y me puse de pie, mordiendo mi labio inferior, y ladeando mi cabeza, no precisamente intentando ser coqueta. Alcancé el balón y caminé a zancadas hacia ellos.
Seguían riéndose, no me importaba, pero a ellos se iban a enterar porque a ellos sí les debía preocupar.

-Je. -reí, muy, muy sarcástica, con el balón en mi mano. Yo no era alta, ni tampoco baja, pero a lado de esos gigantes trogloditas, cualquiera que midiera menos de 1.80 se sentiría minimizado. -Creo que esto...les pertenece...--dije, con mi voz firme, y bulrona.
Uno de los muchachos se acercó, con su estúpida sonrisa babosa, con sus manos estiradas hacia mí, y para cuando el balón iba a sus manos, sonreí -Ve por ella. Perrito-canturreé y lancé el balón fuera del campus
¿Os había dicho que era buena en los deportes?
Eso no les había hecho mucha gracia ¿Y qué?.
Miré a mi...hermana...con su falda corta y su traje de ¿animadora?. Ridícula. ¿Realmente a menudo era comparada con ella? No, gracias, yo pasaba a ser como ella. No tenía nada en contra, estaba cómoda con la simple relación genética que llevábamos, y no estaba dispuesta a ser su sombra, y eso era definitivo.
-Espero y no se te pegue su estupidez hermanita...-advertí, no muy amigable, y entonces empujé al de la risa babosa, haciéndolo retroceder, eso para mí, era un logro.
-Púdranse, salvajes y ¡oh! yo de ustedes...daría por perdido su balón. -Espeté burlona